Pateando el tablero....

Desde el 2007, año en que por primera vez escuché hablar de algo que todavía no se llamaba modelo 1 a 1, que me apasiona el tema. Además tuve la gran oportunidad de trabajar en uno de los primeros colegios que instrumentaron el modelo. Pasé por la implementación, la llegada de las netbooks, el entusiasmo de los chicos, la incertidumbre de los maestros, las dudas de los padres, la Internet intermitente…. Y miles de situaciones que suceden y estallan cuando se quiere innovar, adelantarse a los tiempos locales.


Internamente entendimos que estábamos abriendo camino y que no había a nuestro alrededor ejemplos que sirvieran de modelo, empezamos a buscar, a probar, a equivocarnos, a preguntar y compartir; y de tanto intentarlo fuimos logrando avanzar, encontrarle el gusto que se convirtió en elección.
Y entrar al aula y de movida aceptar que las cosas habían cambiado, que ya no era importante tener LA respuesta correcta, que íbamos a tener que trabajar junto con los chicos, descubrir que cuando nos veían impotentes ante tanta tecnología disfrutaban mostrarnos cómo seguir. Y se empezó a instalar un clima de entusiasmo y expectativa que hacia rato no veía ni en las aulas ni en los alumnos. A la distancia creo que fue lo mejor que podría haber pasado, ponernos en el lugar de aprender, de investigar, de dudar, de ir armando lo que nos servía, con los otros, entre todos.


Casi tres años después, es bastante más común escuchar hablar de modelo 1 a 1 en el ámbito educativo, van apareciendo varias voces locales. Algunas magistrales es más fácil escucharlas convocadas por congresos en el exterior que localmente. Otras, elaboran documentos, hacen recomendaciones, tratan de explicar el cambio en las prácticas didácticas a través de White papers, blogs, manuales, capacitaciones online. Analizan el rol docente, el cambio de paradigma, el desarrollo de estrategias, la inteligencia colectiva, infinidad de “buzz words” (palabras de moda) que es apropiado incluir. Y me pregunto…. Realmente creen que leyendo un manual o participando en un chat ¿estamos cambiando algo?, algo cambia el próximo lunes en la clase de un docente que lee o participa buscando entender ¿de que se trata todo esto? Hay una certeza, si todo sigue igual los resultados van a ser los mismos.


Ayer leía el blog de Jose Luis Castillo, donde comparte su experiencia, sus intentos y dudas, que provocan más dudas y nuevos planteos. Es fantástico seguir su línea de pensamiento, los problemas que van surgiendo, los intentos de solución, las opciones que va encontrando, cómo se cuestiona y decide a medida que transita la interacción con sus alumnos. Y en ese trayecto incluso afirma, “Con TIC o sin TIC, qué más da…” Porque es así, la tecnología no cambia nada si no cambiamos NOSOTROS, si no nos replanteamos hacia dónde vamos, qué hace falta para que nuestros alumnos puedan insertarse en este mundo. Las TIC no son el cambio, son una posibilidad, una real oportunidad, una excelente excusa para provocar el cambio que hace mucho esperamos.


El trabajo en un aula donde cada chico tiene su computadora tiene un vértigo y un ritmo intensos, pero no por las maquinas, no se trata de que ahora ven un video que explica un tema, juegan para practicar las tablas o mandan un mail con la tarea. El vértigo lo provoca la posibilidad de hacer desaparecer las paredes del aula y el ritmo, las preguntas y planteos nuevos que traen los chicos. Así como antes la planificación daba cuenta del desarrollo de la clase casi milimétricamente hoy todo eso necesita quedar bien atrás y planificar de una nueva manera, corriendo el acento de los contenidos a las estrategias a desarrollar, planteando preguntas abiertas esquivando las que tienen una sola respuesta, dándole sentido y significado a lo que sucede en el aula. Generando instancias reales de apropiación e integración que se relacionen con sus intereses y necesidades.


Es posible pensar que se puede producir tamaño cambio a través de un manual, sólo, a la distancia, sin los otros o en una sala con cientos mirando a otro hacer? Hablemos en serio, seamos profesionales, llenar de netbooks las aulas, poner el acento en programas cerrados, pre armados, sólo provocará cambios superficiales. Es más de lo mismo con diferente formato.


El docente es uno de los actores fundamentales en este nuevo escenario. Es urgente proponer una capacitación docente que responda a esta nueva forma de construir el conocimiento, con modalidad de taller, que permita aprender haciendo y construyendo con los otros, pasando por las etapas que después se replicarán en el aula. Distinguiendo y experimentando las diferentes instancias que por momentos lo posicionan en el enseñar y otras en el aprender, generando espacios de reflexión, de puesta en común con pares.


Pensando en mi experiencia personal, eso fue de fundamental importancia, compartir con mis colegas, los de cerca y los no tanto, conformando un grupo que experimentaba y compartía complicaciones, dudas, éxitos. De a poco este ejercicio provocó cambios, ayudó a entender cuál era mi lugar, de qué forma necesitaba intervenir, las posibilidades que se abrían; y me permitió apreciar el cambio que se produce en el clima en el aula y una nueva mirada de los alumnos hacia el aprender.


We cannot direct the wind, but we can adjust the sails.




G. Valente - G. Ledwith

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