Pensando en voz alta... (3)

Hace relativamente poco, que empezamos a hablar de modelo 1 a 1. Se generan debates, altamente constructivos y creo que todos buscamos lo mismo, entender, aprender, probar... porque en esto de la inclusión de las TIC "todos somos aprendices".
Algunos piensan que este cambio pasa por las máquinas, la tecnología, el software, poniendo el acento en el manejo de herramientas.... quizás sea un punto de partida, amigarse con la tecnología, convertirse en usuario para explorar e iniciar el proceso de cambio.
Pero EL CAMBIO no se detiene ahí, hay tanto más, ¡lo mejor recién empieza! La posibilidad de presentar situaciones problemáticas, trabajar en base a proyectos, contemplando los intereses de los chicos, dando lugar a sus aportes, sus preguntas, sus hallazgos. Compartiendo con los de cerca y con los de lejos, construyendo el conocimiento a partir de los saberes previos integrando los nuevos y los aportes de los otros. Borrando las paredes del aula y entregándose a la apasionante experiencia de aprender. 
Por supuesto que no es fácil, sobre todo para los que llevamos años trabajando en las aulas y que ya hemos pasado por varias teorías, metodologías y ensayos. Porque este cambio tiene sentido, lo que estamos haciendo en el aula no, así como en algún momento lo tuvo y respondió a necesidades de ese momento, ahora ya no. La sociedad que van a enfrentar nuestros alumnos requerirá de ellos otras capacidades que los contenidos y métodos de trabajo de hoy no desarrollan. 
Y los docentes hemos estado viviendo este contrasentido, hace rato que venimos "lidiando" con alumnos desinteresados, sin motivación, con pocas inquietudes cuando están en el aula. Lo que no es para menos, la distancia entre lo que pasa en el aula, los contenidos que tienen valor entre las paredes de la escuela tienen poca réplica en el mundo real y nuestros alumnos lo saben. Para muchos la escuela es un "tramite" que hay que atravesar para poder alcanzar el siguiente nivel. 
La tecnología es la excusa para "barajar y dar de nuevo", para probar y equivocarnos (sí, frente a nuestros alumnos) para aprender de ellos y CON ellos, darnos permiso para dejar el rol de "sabelotodo" "poseedor de todas las respuestas correctas", el que nunca dice "no se", para cambiarlo por "vamos a averiguarlo juntos", para trabajar codo a codo buscando, investigando, probando juntos. Dando espacio al vértigo, la ambigüedad, al producto final no planificado.
Nuestros alumnos tienen un par de ventajas, no le tienen miedo a la tecnología y se mueven como pez en el agua dentro de las redes sociales, juegos y aplicaciones pero no poseen las estrategias necesarias para navegar en este mar de información. En ese sentido es interesante el reportaje a Andreas Schleicher. Responsable del Informe PISA de la OCDE. Ese es nuestro lugar, la alfabetización digital, el desarrollo de estrategias que favorezcan el pensamiento crítico, la ciudadanía digital, el trabajo colaborativo. 
Todo esto no sucede mágicamente en la vida de un docente, necesitamos convertirnos en usuarios primero, buscar mentores, hacer preguntas, cometer muchos errores (fantásticas instancias de aprendizaje), probar, intentar muchas muchas veces. A vuelta de hoja hay mil y una oportunidades para convertir el aprendizaje en una experiencia real, significativa y en el camino recuperar para nuestros alumnos la curiosidad y el placer por aprender.

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